POLIGAMIA E INDIVIDUALISMO

La intersección de la práctica de la poligamia con el individualismo personalista reproduce en la cultura dos aspectos de la naturaleza humana: en un aspecto inferior, la violencia física sobre el cuerpo material como un valor necesario para la reproducción en sí misma. En un aspecto superior, esta intersección entre la poligamia y el monoteísmo, reproduce la necesidad de valores estéticos más armoniosos y delicados, dirigidos a fines espirituales o medidativos, lo que no implica religiosidad, sino tal vez todo lo contrario, la espiritualidad ya no es sagrada y restringida, sino mas bien, el culto al espíritu es cotidiano y coherente con el mundo material, y ya no hay lugar para la contradicción entre la atención espiritual y el mundo material, rutinario.

La poligamia si bien para muchos reproduce la violencia de género de la cual la mujer se acusa de víctima, para otros representa un medio para proteger cierto orden armomioso con aspiraciones a valores estéticos espirituales y contemplativos, lo que origina un efecto de comprensión y meditación entre quienes la practican.

En un aspecto social, esta comprensión y contemplación de valores espirituales, origina mayor tolerancia y convivencia armoniosa entre los individuos.

Del mismo, la violencia física o moral sobre el cuerpo de la mujer, es canalizada de un modo mejor hacia fuera del entorno social, contra otros grupos extraños u opuestos.

La interesección de poligamia y monoteísmo en conclusión, fomentan la unidad y cohesión del grupo como uno de los máximos valores espirituales, a la vez que canalizan la agresividad de la violencia masculina contra la feminidad de los grupos extranjeros.